PASCUA
Es Dios que pasa: por acá, por allá, por vos, por mí, por todos!
Los judíos celebran que Dios los liberó de la esclavitud en Egipto, y de la mano de Moisés los condujo por el desierto, hasta la Tierra Prometida.
Para los cristianos es la fiesta de la resurrección: creemos que Jesús, el hijo de Dios, fue crucificado, muerto, sepultado y resucitó al tercer día.
Celebramos el acontecimiento pascual con la fuerza que nos da la esperanza en la resurrección de los muertos.
En este tiempo de Pandemia, de enfermedad, de dolor y sufrimiento, ante tanta muerte y ante la sensación de impotencia mundial…
Es fundamental hacer lugar al paso de Dios por aquí, por este mundo conmovido, por cada uno de nosotros aislados y asustados…
Claramente, Dios está presente en cada uno de los médicos, enfermeras, personal auxiliar, empleados de supermercados, recolectores de basura, colectiveros y muchos más que se exponen cada día por todos nosotros.
Aprovechemos este tiempo de Pascua para abrirnos y darle lugar al paso de Dios por nuestras vidas: descubriendo todos los momentos en que seguramente se hizo presente… y dejando que nos vuelva a “hablar al oído” de nuestro corazón…
Es tanto lo que tenemos que aprender aún: “certezas” que quedarán atrás y nuevas verdades que vendrán.
¿Quién iba a decir que el sepulcro estaría vacío…?
Celebrar Pascua es abrirnos a la vida que se renueva, y muchas veces más allá de nuestras lógicas y deseos. En clave de fe, cada Pascua nos permite “barajar y dar de nuevo”, es decir retomar las riendas de nuestra existencia y resignificar nuestro horizonte de sentido.
Se trata de dejar que Dios nos tome de la mano,
nos guíe en el tiempo de desierto – de pandemia,
y nos prepare para un nuevo tiempo,
donde la vida tendrá otro valor:
la tuya, la mía, la de todos…¡la nuestra!
¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!
Equipo de Gestió
